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Cómo conseguir una productividad plena y el mito de la multitarea

Lifehacking

21/Jul/2016

‘Vivimos en una era multitasking’. ‘Los profesionales deben de saber hacer muchas cosas a la vez’. Son algunas de las frases que se escuchan hoy en día relacionadas con la productividad (algo que me tiene enganchado últimamente) y el rendimiento laboral.

Sin embargo, trabajar en varias cosas a la vez no significa ser más productivo; de hecho, casi siempre implica todo lo contrario: que te pongas palos en las ruedas.

Pienso, como mucha otra gente, que lo de la multitarea es un mito. De hecho, hay estudios que demuestran que en realidad nuestro cerebro no reparte nuestra atención a diferentes acciones que tenemos en marcha, sino que va cambiando el foco rápidamente de una a otra. No se divide, se acelera.

Es decir, que en realidad lo que haces es un sobreesfuerzo para contextualizar cada tarea cuando la reanudas y dejas otra pendiente; es lo que se conoce como «penalización del cambio cognitivo». Cada vez que cambias de tarea, tienes una penalización. Por eso puedes tener la sensación de que, a pesar de estar metido en un montón de cosas, no has terminado nada.

Este mito de la multitarea puede estar impulsado también por esa falsa apariencia de que, al hacer muchas pequeñas cosas no importantes, nos sentimos muy productivos, cuando la realidad es que procastinamos y aplazamos lo que hay que hacer, lo más crítico.

Cómo se consigue una productividad plena

Tres acciones principales para ser realmente productivo, y exprimir al máximo tus condiciones:

1. Elimina distracciones potenciales. Algo que he comentado en otras ocasiones con cosas físicas (como tener el móvil a la vista). De media tardamos entre 10 y 30 minutos en concentrarnos y estar a pleno rendimiento. Imagínate volver a empezar cada vez que te llega una notificación, un email…

2. Elimina los conflictos. Todo lo que no te deja realizar tus tareas como querías. Como el punto uno, pero a nivel mental.

3. Acelera el proceso de concentración. Esos 10-30 minutos que tardas, intenta reducirlo al máximo: organización, priorización y objetivos reales para la jornada de trabajo.

En definitiva, olvida la multitarea y sustituye ese concepto por otra máxima, mucho más eficaz y productivo: FOCO.

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